EJERCICIO SÍ O EJERCICIO NO. ¿QUÉ OPINAN LOS ONCÓLOGOS?

En el día internacional del cáncer de mama, me gustaría lanzaros la pregunta de por qué, con toda la evidencia disponible, siguen algunos oncólogos sin prescribir ejercicio a los pacientes, por ejemplo, durante los tratamientos oncológicos. Que quizá sea la fase -me vais a perdonar por la expresión- más jodida por la que pase la persona.

Por aportar investigación reciente sobre la temática, el estudio ABRACE (en español “Adaptaciones del cáncer de mama y el ejercicio) reporta como un entrenamiento de fuerza -dependiendo del grupo realizaban una o tres series por ejercicio- combinado con ejercicio de resistencia con orientación aeróbica tiene un efecto positivo sobre la fatiga, fuerza y calidad muscular, capacidad cardiorrespiratoria y calidad de vida en pacientes diagnosticados con cáncer de mama en estadio I-III comparado con un grupo control (Henkin et al., 2023).

 

Los resultados, además de apoyar la prescripción de ejercicio físico durante la quimioterapia, dilucidan el papel potencial que tiene el entrenamiento de la fuerza como herramienta para contrarrestar los deterioros tanto físicos como psicológicos en mujeres con cáncer en estadio inicial (López et al., 2021).

El mensaje que se nos debería quedar grabado es que ya sea 1 serie o 3, lo importante es realizar ejercicio. Donde de verdad se van a ver diferencias significativas es entre el grupo que entrena y el que no (grupo control). De ahí que todos los mensajes deben ir orientados a evitar el sedentarismo y la inactividad, que es donde de verdad alberga el peligro.

Al revisar los últimos estudios sobre las barreras o limitaciones por parte de los oncólogos a la hora de prescribir ejercicio, debo confesar que me he llevado una grata sorpresa en alguno que otro al comprobar como más de 2/3 de ellos prescriben algún tipo de ejercicio y creían en la eficacia y seguridad de éste. También los hay que no llegan al 50%, de ahí mi interés hacia la temática. (Ünsal Delialioğlu et al., 2022). Colocando el foco de atención en aquellos que no lo prescribían los motivos que argumentaban eran:

 

1. «No disponer de suficiente información»

2. «No saben qué tipo recomendar»

3. «Desconocimiento sobre qué variables tienen que prestar atención»

Tristemente, esos motivos no harán más que incrementar las falsas creencias sobre que el ejercicio va a debilitar a la persona y podrá interferir negativamente en el transcurso de los tratamientos quimioterápicos o inmunoterápicos (Kennedy et al., 2022). Siendo la anterior afirmación más falso que un duro Sevillano.

 

Como dato anecdótico para finalizar, se ha comprobado como las dos clases de médicos que son más proclives a recomendar ejercicios físico son aquellos que lo practican junto a los que trabajan con otros profesionales sanitarios en equipo. Así que, prediquemos con el ejemplo y recuerda que como dice un famoso proverbio «Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado».

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